El Plan Made in China 2025 se plantea como objetivo que el país deje de ser la gran fábrica low cost mundial para convertirse en una industria manufacturera con la calidad como valor añadido. Esta nueva estrategia impulsada por el gobierno chino pretende reestructurar la industria para convertirse en líder de la tecnología potenciando la calidad y la eficiencia por encima de la cantidad.
Tres décadas es el plazo que se ha dado el Plan Made in China 2025 para alcanzar sus objetivos. Anunciada en 2015, la estrategia se estructura en tres fases que culminarán en 2045 con China a la vanguardia de la innovación. La primera fase del plan, que termina en 2025, es el inicio de la reducción de las diferencias con los países más desarrollados, que continuará con una estrategia de posicionamiento de la marca Made in China.
En busca de la innovación
Esta es una de las principales consecuencias del éxito económico de China, que ha traído consigo un aumento de los costes laborales por la mejora de las condiciones de trabajo. Este cambio ha propiciado que muchos países busquen mano de obra más económica en otros lugares como Vietnam o Bangladesh.
Este hecho, sumado al envejecimiento de la población a causa de la política de hijo único, podía poner en riesgo el índice de crecimiento de China, por lo que el gobierno decidió definir un plan de viabilidad para el país.
Siguiendo el ejemplo de sus vecinos, Japón, Hong Kong, Singapur, Taiwán y Corea del Sur, el Plan Made in China 2025 apuesta por potenciar su economía apoyándose en la innovación, en la inversión en I+D, en el capital humano y en la educación.
Los sectores en los que se focaliza esta estrategia son:
- Equipamiento eléctrico
- Maquinaria agrícola
- Tecnologías de la información
- Equipamiento aeroespacial
- Nuevos materiales
- Equipamiento ferroviario
- Ahorro energético
- Robótica
- Equipamiento marítimo
- Equipamiento médico
El principal objetivo de esta iniciativa es fomentar el desarrollo industrial, especialmente en las zonas del interior de China, menos avanzadas.
Sin prisa pero sin pausa
Desde 1978, China ha ido dando pequeños pasos hacia la economía de libre mercado, comenzando con la autorización para crear negocios privados, algo impensable en la era Mao. El actual presidente de la República Popular China, Xi Jinping, se muestra a favor de una globalización incluyente y equitativa.
El último lustro ha sido significativamente importante para la economía del país, que se ha revelado como segunda potencia económica mundial. El éxito de su incursión en el desarrollo de productos tecnológicos, como ordenadores y móviles, ha sido la primera muestra de su capacidad de desarrollo manufacturero que, con el Plan Made in China 2025, se quiere extender a la industria 4.0, con la integración de Internet y la inteligencia artificial.
China quiere lograr, además de la consolidación de las industrias existentes, el fomento de la diversidad, la innovación en la producción y la mejora de la calidad. Con esta estrategia pretende anticiparse a la cuarta revolución industrial en un mundo sin fronteras.