Importar de China tiene muchas ventajas para las empresas que necesitan adquirir grandes cantidades de producto. Para que las operaciones de comercio exterior no se conviertan en un quebradero de cabeza es preciso evitar errores como calcular mal los gastos de importación, no comparar suficientes ofertas de proveedores o confiar en empresas y formas de pago no acreditadas.
Son muchos los emprendedores que hacen negocios con China y otros países de Asia por los reducidos costes de producción que se pueden conseguir sin mermar la calidad del producto final. Sin embargo, muchos empresarios comienzan su andadura asiática con mal pie y son reacios a repetir. Por lo general, el fracaso de la operación se debe a la falta de experiencia y a confiar en intermediarios recomendables. Confiar en una empresa de gestión total de la importación y la fabricación como Bull Importer es una gran ayuda y evita quebraderos de cabeza y errores de principiante.
Calcular los gastos de importación, comparar varias ofertas o confiar los trámites a empresas solventes garantizan una operación con éxito
Estos son algunos errores frecuentes al importar de China:
Falta de control sobre los gastos de importación
Cuando se importan ciertas mercancías es posible negociar con el proveedor condiciones CIF o FOB. Con las condiciones CIF es el vendedor quien paga los costes de transporte hasta el puerto de destino, el flete y el seguro. Con las condiciones FOB, el comprador se hace cargo del transporte y de los trámites aduaneros. Para decidirse por uno de los sistemas hay que conocer las tarifas del puerto de destino y el coste de transporte desde el puerto hasta el almacén con FOB y CIF.
No comparar suficientes ofertas
Conocer a fondo los precios de mercado es imprescindible para importar de China. No se debe confiar en el primer precio que ofrezca un proveedor ni tampoco en el más bajo. Lo correcto es recibir varias ofertas y comparar. Al elegir fabricante o proveedor hay que tener en cuenta factores como qué pedido mínimo exige, la calidad que ofrece, los tiempos de entrega, que tenga los permisos oportunos e, incluso, la distancia hasta el puerto de carga.
Equivocaciones al calcular los costes
Además del precio de compra y de las condiciones CIF o FOB se deben calcular otros gastos que influirán en el coste final: transporte marítimo, aranceles, tasas de puerto, impuestos, costes de despacho, entre otros. Asimismo, es importante tener en cuenta que el cambio de moneda fluctúa diariamente y que una pequeña diferencia en el tipo de cambio puede ser muy significativa en el momento de realizar el pago. Para reducir el riesgo conviene contratar un seguro de cambio.
Entrar en una cadena de intermediarios
El mundo comercial está lleno de oportunistas que intentan sacar un porcentaje de cualquier operación, encareciendo para el comprador final —el importador— todo el proceso. Para saltarse a los intermediarios hay que contar con un buen soporte especializado en el país importador, como Bull Importer, con oficinas en los países exportadores y contactos directos con los mejores fabricantes. Conociendo de forma muy concreta qué se desea adquirir, será más fácil encontrar al productor más adecuado y de confianza, sin pagar el peaje de los intermediarios.
No solicitar muestras antes de importar de China
Las diferencias culturales pueden dar lugar a confusiones. Por ese motivo, antes de hacer un pedido es muy conveniente detallar cuidadosamente todas las especificaciones del producto y del packaging por muy obvias que parezcan. Solicitar muestras es otra práctica muy recomendable para comprobar que las calidades y acabados se corresponden con lo solicitado al fabricante.
No asumir que el país exportador pertenece a otra cultura
Los pactos, los horarios, los compromisos, los calendarios de producción y, sobre todo, la generación de confianza en Asia definen formas distintas a las que entendemos. Un buen intérprete cultural y de negocios es indispensable para evitar sorpresas en forma de incumplimientos, retrasos o desconfianzas.
Confiar en medios de pago poco fiables
Una vez se ha negociado el precio, se ha solicitado una muestra, se ha decidido la forma de envío y se conocen los plazos de entrega queda el último paso: negociar la forma de pago. Las opciones más habituales para grandes pedidos son carta de crédito o transferencia bancaria. La primera es la más fiable y ventajosa para el comprador. Con las transferencias existe un cierto riesgo de fraude por parte del proveedor. De ahí la conveniencia de trabajar con profesionales acreditados y con licencia de exportación.
Si quiere evitar quebraderos de cabeza en sus operaciones de importación, confíe sus gestiones en Bull Importer. Conocemos a fondo la industria y comercio con Asia y contamos con oficinas internacionales de eficacia absoluta.